Mi primer beso con otra mujer...
Vivía enamorada de ella, no podía pensar en otra cosa, cuando se me acercaba deseaba acariciarla sin que ella se diera cuenta, al principio ella era indiferente, pero poco a poco fui llamando su atención y empezó así a tomarme cariño y yo poco a poco empecé a sentir que de alguna manera ella correspondía mis sentimientos.
Yo tenía 17, ella 28, era mi profesora, yo estaba en cuarto de secundaria. Cuando terminó el año escolar entre ella y yo ya había algo más que una relación profesora/alumna, nos intercambiábamos notitas en secreto, me prestaba libros, nos hablábamos por teléfono y esporádicamente nos encontrábamos para tomar un café en el centro de Lima. Vivíamos una romance disfrazado de amistad, claro que jamás nos tocamos ni el dedo, yo babeaba y sufría en silencio como buena Católica.
Un 26 de diciembre cuando el año escolar ya había terminado, no pude más y decidí ir a verla a su casa y contarle lo que me estaba atormentando. Llegué después de un largo viaje, tuve que tomar dos buses atravesando barrios que no conocía del norte de Lima, finalmente llegué a la casita que ella compartía con sus ancianos padres. Me bajé en la esquina del Banco de Comercio y caminé cinco cuadras con el corazón a mil, toqué la puerta y finalmente salió ella, entré feliz de verla, me hizo pasar y nos ubicamos en su cuartito de tres paredes. Con ella podía conversar eternamente, el tiempo desaparecía cuando estábamos juntas, es una mujer muy inteligente, graciosa y sensual y yo la admiraba con todo mi ser, pasaron así las horas hasta que por fin tomé valor, tenía un nudo gigante en la garganta porque en el fondo yo me sentía horrible, un ser repugnante por sentir lo que sentía. Nunca se lo había dicho a nadie, ¿cómo iba a hacerlo? ¿quién me entendería? las palabras no querían salir de mi garganta, se me atracaban...pero con lágrimas en los ojos lo hice, le confesé que me gustaban las mujeres, no pude decirle que estaba enamorada de ella, eso no me salió, pero haber dicho que me gustaban las mujeres por primera vez a alguien era suficiente.
Estábamos sentadas en su cama y ella me abrazó poniendo mi cabeza junto a la suya y sollozó conmigo, nos dimos un abrazo profundo, lleno de emociones encontradas,...poco a poco nuestras caras se fueron acomodando hasta que nuestras bocas tímidas y sedientas se encontraron por primera vez, sus suaves y tiernos labios finalmente sobre los míos.
¡Qué momento! qué emociones tan intensas me recorrían por el cuerpo, ese fué mi primer beso con otra mujer.