El Circo

Desde que tengo uso de razón el circo me ha encantado. En el pueblo al sur de Lima era feliz cuando el circo llegaba, levantaban su carpa polvorienta y llena de parches, el rugido del león era un ruido extraño que paralizaba a la gente por unos segundos, nunca me perdía el circo, una vez me enamoré del payaso, era un hombre disfrazado de mujer con una nariz larga y verde, los perros futbolistas eran infaltables, hace dos años tuve la suerte de poder ir a uno de estos circos y siempre que pueda lo haré.

En julio era un clásico ir al circo con toda la familia, una vez fuimos a uno en la plaza de Acho, que tenía delfines, fuimos todo el familión incluyendo tíos y primos, tendría seis años, en el intermedio, yo, la exploradora, tuve que ir caminando como zombie hasta la piscina de los delfines, llegué hasta el borde y los delfines nadaban en círculos bajo el agua, no pasaron ni diez segundos y el delfín da un salto frente a mí y al caer al agua se formó como una ola que me bañó de pies a cabeza, recuerdo que todo el circo se mataba de risa, creían que era parte de un acto, llegué donde mi familia caminando empapada entre la gente y fui el hazme reir, mi mamá se prestó chompas y ropa de mis primos y me cambió la ropa mojada.

Hasta hoy el circo me fascina y este sábado que pasó tuve la suerte de volver a ver a Cirque Du Soleil, cómo explicar...la primera vez que los vi fue en televisión y cuando supe que se presentarían tuve que ir, y ahora soy aficionada 100%, he ido como a seis diferentes shows, el del sábado fue Kooza y fue lo máximo, todo detalle trabajado a la perfección, música, luces, coreografía y los actos en sí, no participan animales, es un derroche de creatividad, vanguardia pura, simple y sofisticado, los artistas se empujan hasta el límite y hacen cosas increíbles, un privilegio para mí poder ir, los ojos se me aguan de vez en cuando, me lleno de emoción, vuelvo a creer en la raza humana, sonrío y vuelvo a ser la niña en la carpa del pueblo del sur.

Fuera de la carpa principal está el negocio por supuesto, todo el mundo estaba fascinado con las máscaras.





Esta era mi favorita, parece el gorro del Papa.
Me gustó tanto Kooza que he comprado boletos para volver a ir en Enero, antes de que partan a otra ciudad, por esas cosas locas de la vida hoy tengo clientes a las 10 y él ha trabajado desde el 99 al 04 con Cirque Du Soleil y su esposa también como trapecista, ...se imaginan?

De muy niña en un almuerzo recuerdo a los papás y mamás, habían puesto a todos los primos y primas en fila y nos empezaron a preguntar uno por uno que queríamos ser de grande, todos decían ingeniero, doctor inflando el pechito complaciendo a los padres, los que felices y sonrientes escuchaban, cuando me tocó mi turno yo pensando profundamente dije...trapecista y atleta, recuerdo a los tíos cagándose de risa y agarrándose la cabeza...noooo.
Ahhh, la magia del circo.

Fotos: Marea, Cirque Du Soleil, San Francisco, CA, Nov. 2007