Monday, April 17, 2006


EL QUERER SER COMO LAS DEMAS II
Después de la a academia de secretariado entré a trabajar sobre pucho en una próspera agencia de publicidad de Lima. Era la secretaria del Departamento de Producción en donde la mayoría eran hombres, recuerdo a sólo dos mujeres en mi departamento y las dos estaban en nada. Para qué la pasé bien, en la agencia los hombres eran todos unos locos de mierda fue un trabajo relajado e interesante, tenía un par de jefes alcohólicos, siempre llegaban sazonados después del almuerzo y gritaban mi nombre por los pasillos, esa locura a mí me encantaba. Recuerdo que cada vez que pasaba un cuero por la calle de enfrente ellos tocaban la ventana con la llave, apenas escuchaba ese tic tic tic en la ventana yo como ellos volteaba el cuello al toque para ver al lomo de turno caminando por la vereda del frente, cada uno en su oficina por supuesto.
Tuve un par de enamoramientos, platónicos claro está , para mi suerte venían practicantes de la U de Lima o hijas de clientes ha hacer su internado porque pues eran estudiantes de ciencias de la comunicacion y de vez en cuando me tocaba una mamacita, yo solapa me enamoraba y desenamoraba en silencio como ya era mi costumbre.
Recuerdo que a dos chicos de ese trabajo se les dió por afanarme, para mi mala suerte ninguno me gustaba, uno era lo máximo de buena gente, inteligente, creativo pero feito y recinoso, nos hicimos muy buenos amigos, él tan lindo hasta me compuso canciones que hasta hoy guardo..."eres un alma libre uuun sueño imposibleee, acuérdate de mí"... si supiera el pobre. El otro era del departamento de arte, un gran artista y para qué tenía su pepita, un pata interesante pero no me llenaba era más bajo que yo, y usaba unas botas vaqueras con unos tacazos todos los dias, no se las sacaba ni para dormir creo y aparte a cada cita que teníamos llegaba en bomba, un borracho con el que fumé mi primer troncho, pero otro frustrado pues no pasó nada entre nosotros más que una amistad. Recuerdo una vez lo llamé a su casa y su pobre madre me contestó y me preguntaba, "¿para qué lo llamas? si este muchacho es un borracho", cómo la tendría a su madre para que me diga eso.
Para mi mala suerte no encontré a nadie como yo en este trabajo ni hombre ni mujer gay, así que seguí mi vida solitaria llenando mis espacios con libros, cine, visitando galerías de arte y rezando que se me cruce el hombre de mi vida para ya de una vez por todas dejarme de tonterías y ser como el resto, porque era obvio para mí que estaba sola en este mundo. Sólo se me acercaban hombres extraños y yo pensaba que cómo yo no era una chica como todas era por eso que atraía a ese tipo de hombres, borrachos, religiosos, nerviosos, loosers, etc. Ningún hombre que de verdad me atrajo me dio bola, viendo atrás creo que los que me gustaban eran gays pues me gustaban los bonitos y suavecitos, así que ni modo, seguí sola solita y virgen pues no la había visto para nada. La agencia de publicidad me aburrió y decidí renunciar, mis padres asustados al toque me consiguieron trabajo en la primera aerolínea del Perú.

2 Comments:

Blogger Mamá de 2 said...

Gracias por tu comentario en mi blog. Alguna vez me creí lesbiana e hice algunas "pruebas". Descubrí que no, que no era lo mío. Mis amores más grandes han sido hombres, siempre, y mira cuánto hacen sufrir... pero ahí seguimos, quizás por masoquistas, quizás porque el instinto de conservación y reproducción es más fuerte que la sana lógica de la soledad.

Un abrazo y gracias por tu historia.

5:48 PM

 
Anonymous Anonymous said...

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