Antídoto Contra el Lesbianismo

Así como lo escuchan homofóbicos.
Llegué a casa de la Flaca como habíamos quedado
a las once de la mañana, me llamó porque quería que tome fotos de sus últimos trabajos artísticos. Era primavera el sol como que quería y no quería, Ave. Pardo, balcón a la calle y sin chamba, que buena vida la de la Flaca, vivía de la pensión que le había dejado su padre la Flaca era regia, alta, melenuda, de ojos transparentes y a decir verdad nos gustábamos un poquito, no mucho como para ser pareja, pero lo suficiente como para darnos nuestros besitos en nuestros esporádicos encuentros. Estábamos en lo mejor de la sesión fotográfica cuando suena el timbre, era la mamá de la Flaca, la saludé a la señora una tía que para estar en sus cincuentas estaba muy bien, la señora vivía con su segundo esposo. "¿Hola hijita como estás?" " Bien mamita aquí con Marea que está tomando unas fotos locazas de mi trabajo," "qué bueno hijita," nos sentamos las tres al borde de la cama de la Flaca, la señora un poco rígida, algo incómoda. La Flaca le decía de todo a su madre la cual sabía de sus tendencias, le dijo por ejemplo, "mamá que te parece Marea, ¿linda no?" yo sonreía, la Flaca era de arranques locos así que normal no más. De pronto la Flaca le dice a su madre, “Mamá no lo vas a creer, pero han descubierto el antídoto contra el lesbianismo.” La señora abrió los ojos y frunció el seño, "¿qué cosa?" "Sí mamita, cómo lo oyes, te voy a contar," la señora atenta escuchaba…"han hecho un estudio y descubierto que para que una lesbiana se cure su mamá, la que la trajo al mundo, debe de besarla en la boca, sí un beso apasionado entre madre e hija y santo remedio la hija dejará de ser lesbiana.” Yo las miraba, la señora entonces frunció más el ceño y después de varios segundos de silencio y mirando al vacío, no hizo más que estirar el cuello, cerrar los ojos y poner los labios como pico esperando que la Flaca le de el beso curativo. Al ver a su madre en esta posición la Flaca estalló en ataque de risa y yo no pude aguantarme, la señora al vernos cagándonos de risa tiradas en la cama agarró su cartera y su fue sin hacer comentario alguno.

Este recuerdo, es una historia real fuera de bromas, la Flaca era muy ocurrente y graciosa y esta fue una de tantas, qué será de ella, me gustaría volver a verla.