Wednesday, May 10, 2006

Qoyllur-Rity II





De Mawayani nos esperaba el verdadero peregrinaje, la caminata hasta el santuario del Sr. de Qoyllur-Rity, ubicado en las faldas del Nevado Sinakara. La gringa y yo éramos inseparables, ella tenía más experiencia en las alturas y sabía qué esperar aparte que la acompañaba su ayudín, osea su cocaína que le daba fuerzas en esos momentos en los que ya no se puede más. Para mí el peregrinaje era algo serio y no pensaba meterme nada quería sufrirlo en su totalidad. Comenzamos a subir poco a poco serían las nueve de la mañana, cargábamos lo mínimo, agua, cámara fotográfica, hojas de coca y algunos snacks. Rapidito yo sentí la pegada de la altura, cada 20 pasos tenía que parar y esperar a mi corazoncito que se tranquilizara para poder continuar, así llegamos a la primera cruz. Durante el camino se ven 9 cruces y hay que parar en cada una de ellas y hacer una pequeña oración u ofrenda. El camino es no muy ancho pero es cómodo y va acompañando a un río formado por aguas de deshielo, al principio se camina junto a un abismo y luego se llega a un valle no muy ancho, todo en subida gradual, la primera subida es la más difícil. Por gran parte de la caminata cuando uno voltea hacia atrás puede ver el increíble Ausangate, cuando esta caminata se hace de noche la vista del Ausangate es espectacular.
Cada paso que daba era una lucha que se hacía más difícil cuanto más tiempo transcurría, los lugareños por el contrario nos pasaban trotando unos con niños en la espalda, otros con leña, mercancía, etc. qué bruto.
Poco a poco me fuí debilitando y me parecía que nunca íbamos a llegar al santuario, la gringa me decía trépate a una mula, pero yo terca no quería, era un peregrinaje y nada de trampitas. Casi llegando con dolor de estómago por las hojas de coca, la fatiga y la altura, de pronto escucho a un caballo relincharme en la oreja, la cosa fue tan inesperada e intensa que dí un salto como si me hubieran metido un balazo y me puse a llorar, ya no podía ni con mi alma, recuerdo a la gringa cagándose de risa al verme diciéndome pobrecita.
Finalmente después de una lomita y cinco horas de caminata finalmente divisamos el lugar, era un espectáculo, esa quebrada desolada rodeada de nevados con la iglesia a la derecha, mi llanto fué incontenible y después de reponerme tuve que hacer lo primero que hago cuando llego a Qoyllur-rity, ir corriendo a las letrinas pues me cago, no se si es la altura, las hojas de coca, el frío, la emoción o un efecto por el cual mi cuerpo se tiene que limpiar antes de acampar, no sé pero las tres veces que he ido a Qoyllur-Rity me ha pasado lo mismo.

 
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