Monday, July 24, 2006

La Gota Labró la Piedra - 2

Esa noche comenzó un romance loco, talvez el más loco que he tenido. Pasamos unos días en la playa que nunca olvidaré. Muertas por un momento de privacidad Ricaifina le dijo a sus empleadas que había perdido su brazalete de oro en la playa, que por favor vayan a buscarlo y no regresen sin él, las chicas fueron después del almuerzo y peinaron la playa con sus pies descalzos, mientras nosotras disfrutábamos del jugoso postre, ja. Ricaifina estaba muy confundida con todo esto a pesar de que no quería dar marcha atrás pues sus instintos la empujaban hacia mi, me miraba a los ojos y me preguntaba, “¿tú quién eres? a mi no me gustan las mujeres,” yo la miraba y no decía nada y pensaba en lo de la gota y la piedra y si lo que estaba pasando era resultado de mis meditaciones.
Regresamos a Lima y ella me dejó en casa y me miró como si nunca más me fuera a volver a ver, yo sentía su ser sediento de cariño, pasión y deseo, un deseo que talvez ella no había experimentado en tantos años de un matrimonio que había caido en la rutina y que yo con mi juventud había despertado.
Nos empezamos a frecuentar, yo iba a su casa y nos poníamos a pintar a hablar del Tao, del Wu Wei, jugábamos en la piscina, visitábamos galerías de arte y practicábamos artes marciales, conocí a su esposo un tipo muy simpático pero del que ella estaba asqueada, también conocí a sus tres hijos unos muchachos guapos y a las empleadas que creo en el fondo sabían en qué andaba la patrona.
Ricaifina se obsesionó conmigo, de pronto se me aparecía en el trabajo, y si me iba en mis días libres al Sur se me aparecía de pronto a cualquier hora y me preguntaba, ¿qué hago acá? yo salí de la casa con dirección al joyero, pero terminé aquí. Yo en mi juventud no sabía como manejar la situación y me empecé a sentir abrumada y un poco asustada.
Ella para que podamos tener privacidad rentó un cuartito en San Borja a donde nos escapábamos cada vez que nos fuera posible, nuestra relación seguía para adelante pero cada vez más torturada, ella para relajarse tenía que tomar o fumarse un troncho para poder estar conmigo, sobria no podía, era demasiado, tenía primero que cortar sus ataduras, olvidarse del esposo, de los hijos, de su vida de ama de casa. Una vez que los estimulantes hacían efecto disfrutaba del sexo como nunca y me decía que hacía años que no experimentaba algo así, que se sentía viva, ¿quién eres? ¿quién eres? me preguntaba.

4 Comments:

Blogger Jen said...

AYY y es de la vida real? buenísmo, sigue sigue... a ver si todvía una tiene esperanzas xD
jajaja un besote

2:15 PM

 
Blogger La Isa said...

Tener un amorío con una mujer casada waaaooo, a mi me ha dao muxo morbo, jeje ;), quiero mas!!, quiero mas!!

2:39 PM

 
Blogger Alfredo said...

A mi me da pena Ricaifina...

que paso despues?

3:31 PM

 
Anonymous Anonymous said...

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»

12:28 PM

 

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