En El Bar

Hace dos semanas después de una de las caminatas bravas en el bosque con David y H fuimos a un bar que queda en la punta del cerro, un bar cuyo público aparte de los borrachos son pescadores y cazadores y los que vamos de campamento de vez en cuando. Nos sentamos en la barra y estábamos tomando tranquilos y conversando sobre lo vivido cuando noto un gordito simpaticón clavándome los ojos, yo sonreí amigablemente pero me di cuenta del tono de la miradita y me puse a ver la TV, de pronto como todos hablaban en grupo el gordito me agarra la mirada otra vez y me dice rapidito y sin roche “tienes los ojos más bonitos que he visto en mucho tiempo” yo sonreí y agradecí normal,…y pensé que la belleza de mis ojos no había sido opacada por un zancudo que me había picado justo en el párpado y parecía que me habían dado un derechazo, en fin. Esa noche nos quitamos del bar tranquilos, regresamos la noche siguiente y el gordito otra vez estaba presente, nos sentamos y en eso el gordito me dice “te puedo decir algo? ¿tienes un minuto?” yo le dije que sí, tratando de ser buena gente, aparte que se le veía indefenso y respetuoso, buena vibra el hombre, salimos a la puerta del bar y me dijo “se ve que eres una persona super dulce, y me la he pasado toda la noche pensando en tí, ¿tu crees que la próxima vez que vengas me puedas llamar para ir de pesca o hiking?” Yo lo miraba a los ojos, con ambas manos en los bolsillos de mi cargo shorts de hombre, mientras estaba parada con las piernas abiertas, cortésmente le acepté la tarjeta, Russ se llama, entramos al bar y eso fue todo. Caray pensé, !cómo no me pasa esto en un bar gay?!!! ¿Cómo el tío no se da cuenta?, bueno no es que ande con guayavera, pero !come on! en fin fue un halago…¿a quién no le gusta un piropo?