Estaba con mi hermana en el hospital corriendo de un lado a otro buscando a la oncóloga, la cosa es que finalmente nos ponen en la lista y a esperar se ha dicho, porque para todo uno tiene que esperar horas de horas en los hospitales. Estábamos en un cuartito donde esperaba la gente para hacerse quimioterapia y aparte otros tenían consulta con la doctora.
Estábamos sentadas mi hermana y yo cuando entran tres personas, entre ellas un viejito caminando con las justas, yo no lo pensé dos veces, le cedí el asiento y me paré a un costado, una señora gordaza, blancona, en sus sesentas que estaba sentada me mira de reojo sonriendo con sus brazos rechonchos apoyados sobre un bastón y dice “qué atento el buenmocito” yo la miro y sonrío por el piropo, en el cuarto todo era silencio, luego veo que la tía no me quitaba los ojos de encima y empieza a mirarme de arriba abajo, yo la ignoraba, la tía no se aguanta y me pregunta a voz en cuello “¿eres hombre o mujer?” Yo sonrío a medias y no contesto, todos en silencio me miran, la vieja ladilla me sigue mirando y me dice “a ver ven acá, acércate” cómo si yo tuviera cinco años!!, yo la miré extrañada y la ignoré, para que quería que me acerque me iba a toquetear?!? la tía seguía mirándome y en eso a voz en cuello me preguntó mirándome a los ojos un poco asada porque yo la estaba ignorando…“¿QUE ERES? Así no más sin asco, “qué eres?,” yo no lo podía creer y me fui a parar junto a mi hermana que se ganó con todo el pase la pobrecita al igual que todos los presentes, todo era silencio.
Mi hermanita linda me mira con su sonrisa de ángel , porque es un ángel, y me dice, hermana la señora no ve bien, aparte es que acá una mujer de tu edad con canas es inusual…la verdad que sí, si pongo mi kiosko de tintes me hago rica…aparte tienes el pelo corto y tu polo, tus bermudas, tu estilo es diferente y con la ceguera la señora se ha confundido,…yo pensaba en la tía y en lo bestia que había sido, felizmente se quedó tranquila y ya no jodió, pero nunca en mi vida me ha pasado algo así con una persona adulta, es más en mi penúltimo viaje no sentí discriminación de ningún tipo, estuve con mi pareja para arriba y para abajo y toda la gente fue respetuosa y atenta, miradas curiosas como cancha, pero nadie nos faltó el respeto ni nos miró feo para nada.