Bronca

Todos hemos tenido una vecina chinchosa o con la que nos teníamos envidia mutua y competíamos en todo. Mi vecina chinche era Nena, teníamos la misma edad y aunque jugábamos a todo siempre había algo que me hacía que no me caiga bien. Para una Navidad recuerdo me regalaron una bicicleta a todo dar, tenía faros por todos lados, era una Monark Black Tiger, yo la alucinaba, el mismo 25 de Diciembre todos los vecinos salíamos y nos poníamos a ver nuestros juguetes nuevos, Nena vió mi bici y me rogó para darle una vueltita a la manzana, pucha ya pues ni modo, se la presté normal, de pronto no llegaba y me paré en la puerta de la quinta a divisar la esquina, y veo a lo lejos a Nena llorando como una Magdalena caminando con mi bici al lado de ella, ya se imaginan que pasó, la pinche se sacó la ñoña a la vuelta y le rompió todos los faros a mi bici nueva, por algo me caía mal la muchacha, qué pensaba que con el llanto se iban a arreglar los faros. A uno de mis vecinos su papá le había regalado guantes de box, dos pares así que armábamos unas peleitas de mentirita por supuesto, cuando de pronto me toca pelearme con Nena, yo normal porque los golpes eran suaves como se había acordado, nos pusimos una en cada esquina, primer round, Nena me agarra fría y me metió un derechazo que me sacudió el cerebro, sonó la campana y yo ya estaba piconaza pensando te jodistes renacuaja, al segundo round salí con todo y le metí tal puñete que casi se cae al suelo, recuerdo que se puso rojaza, tiró los guantes y se metió corriendo a su casa después de decir “ya no juego.” Eso le pasa por haberme tirado un puñetazo a la mala. Detesto la violencia y esa ha sido la única pelea física en mi vida, ahora me da risa pero se lo merecía.