!SOPA! !SOPA! !SOPA!

Caminaba por las calles del pueblo playero, todavía las multitudes veraniegas no habían llegado, había ido con mi papá y Paolo, quién nos ayudaría con la primera limpieza de la temporada, la que le tomaría todo el día. En un momento de la tarde me dió hambre y salí a buscar algo de comer, un snack, caminé hasta la bodega ubicada a unas cinco cuadras de la casa, al regreso divisé a tres chicas, eran heladeras de Donofrio, tenían sus cajas de helados a los pies y vestían los típicos polos amarillos, estaban sentadas en una de las mesas de afuera de un restaurante sin clientes, yo caminaba tranquila cuando me di cuenta que me miraban y cuchicheaban, yo normal seguía caminando feliz de estar otra vez en mi pueblo playero, iba escuchando mis zapatillas rozar las piedritas de la pista, y el zumbido de los carros pasando por la carretera, de pronto cuando ya las había pasado una de ellas me grita…"sopa, sopa, sopa”, lo hizo tres veces mientras se reían a carcajadas, yo ni volteé y me quedé pensando, ¿significará lo mismo que era antes de irme? ¿osea sexo oral con una mujer?...noooo, no puede ser, me sentí en shock, como cuando era chica y pasaba por una esquina llena de adolescentes de donde siempre me caía algún comentario que me hacía sentir incómoda, la verdad que seguí caminando en “denial,” apenas pude le hice la pregunta a una amiga y me confirmó que “sopa” seguía significando lo mismo. Sentí cólera, decepción, no sé, hacía tiempo que no me decían cosas así a boca de jarro en la calle, “señor” me dijeron en más de una oportunidad y eso ya se me hace gracioso sobretodo cuando veo que se dan cuenta que no soy señor para nada. Ese fue un rato algo desagradable que me hizo retroceder en el tiempo. Lo comenté con un amigo que ya no vive en Lima y me dijo, “no sentiste que, qué bien que ya no vives en Lima” la verdad que no, porque pienso regresar, en fin, la cosa es que se me nota que soy lesbiana obviamente y bueno ese es otro rollo que tengo, pero tampoco me voy a poner tacones ni a pintarme, ese no es mi estilo, me sentiría disfrazada, le conté esta anécdota a mi hermano que viendo las fotos me dijo, "pucha si en esta foto eres un pata,” bueno pues ni modo, yo la verdad me sigo vistiendo como lo hice desde que tuve uso de razón, zapatillas y blue jean con polo o camisa. Mi sobrina de cinco años en este viaje me dijo en algún momento al oido, “tía pareces hombre con tu pelo corto” yo le sonreí y le dije, hombre feo o bonito, ella sonrío y me dijo “bonito” la apachurré y seguimos jugando.